El otro día un tipo entró en Al Escenario. Mostraba un andar patizambo, con aires de rudeza callejera, modales inacabados pero lo suficientemente domado como para mantener las formas sociales hasta un mínimo exponente. Era de barba tupida y negra, morocho y de espalda ancha, con cara definida por las lenguas callejeras como de pocos amigos.
Se sentó en la barra haciendo mucho ruído, quería que otros fueran conscientes de que acababa de entrar. El tipo se sentó gruñendo y miró la carta con desprecio. Luego miró alrededor como confundido, observó los cuadros y la barra, luego vió que el camarero llevaba la camisa por dentro….
-¡Leches! ¡Este es un lugar de categoría!
Y así se quedó meditabumdo pensando que hacer, cuando sus ojos calleron en una botella que había en las estanterías.
-¡Jefe! Pásame esa botella.
Le entregamos la botella de Kelpie, wishky escocés, no precisamente barato. El tipo lo agarró con soltura, le dió la vuelta de golpe y me dijo:
-Huele.
Y olí lo increíble. Olía a mar.
-Estas botellas son limitadas ¿sabes? envejecido en barricas de roble del Mar Negro, un homenaje al mar que rodea la remota isla escocesa de Islay donde se ubica la destilería, reviviendo las leyendas que siempre han poblado sus aguas.
Dicen que allí naufragaron los más peligrosos piratas con el alcohol de sus saqueos y que el que allí naufraga acaba muerto dulcemente por las fuerzas de las mareas, pero más por el alcohol que impregnan las mismas.
Las barricas de este wishky están tumbadas en la playa, en su interior se encuentra el wishky. Cuando sube la marea impregna sus paredes y con la filtración, el wishky se tiñe de ese verdadero sabor a mar.
Me quedé fascinado, le pregunté como sabía eso.
-Soy marinero. Hacía mucho timpo que no venía a la Boca. Ha cambiado mucho….
Le ofrecí ponerle un wishky, quería seguir oyendo sus historias, esa oportunidad solo se vive una vez en la vida. Él me dijo:
-¿Qué decís? ¡Yo no bebo!
Y el tipo se largo por la puerta sin decir nada más….